El padre Román, el cura de mi pueblo 2.
Ya se estaban agotando los días de vacaciones, sólo quedaba un fin de semana para comenzar el curso, no había vuelto a tener sexo con mi abuela ni con el padre Román. Estaba paseando con mi padre por el mercado del sábado, nos encontramos con el padre Román, nos saludamos y mi padre le preguntó al cura si me había confesado de cosas malas, él le resapondió que podía estar tranquilo que yo era un niño muy bueno y obediente, mientras decía eso me cogió de la barbilla y sonrió, el cura le preguntó a mi padre si podría ir yo mañana domingo a ayudar a limpiar la iglesia, porque una vez al año hacían limpieza general y él no se veía con fuerzasa para subir a la escalera y desvestir a los santos, mi padre le respondió que mañana no podría ir porque tenía que ir a ayudarles a la huerta de la tía Jesusa, vaya bajón instantáneo, no iba a ir con el cura y además no tenía ni idea de que iba a ir a la huerta, de pronto llegó mi madre muy contenta con noticias buenas, acababa de nacer una sobrina muyyy esperada por todos después de muchos años esperando, mi abuela también se había puesto contentísima porque era su primera biznieta y el plan era ir mañana a Madrid por la mañana, echar el día y volver por la tarde antes de cenar, a mi padre se le cambió la cara porque no le apetecía nada ir y  a mí porque no iba a ir a la huerta y porque tenía incertidumbre de lo que pasaría en la iglesia, mi padre protestó diciendo que me iba a quedar solo todo el día, que donde iba a comer yo,… entonces el padre Román entro en la conversación diciendo que podría quedarme con él, que mañana limpiarían la iglesia y después comeríamos juntos, mi madre saltó que iba a ser mucha carga y el cura la convenció al decirle que les ayudaría mucho a él y a su hermana Maruja tenerme a mí y que después comeríamos los tres juntos, que cocinaba su hermana que era una gran cocinera, a mi madre cuando entro en el plan su hermana Maruja le gustó, pero cuando lo oí yo casi me presento voluntario para ir a la huerta, os cuento, Maruja era una mujer  de 64 años, soltera porque un hombre en su juventud, el amor de su vida, le engaño y le quedó el corazón tan roto que no había vuelto a tener más relaciones, a pesar de no tener casi estudios impartía la asignatura de educación física y labores del hogar en el instituto, puede ser que un hermano alcalde, otro cura y otro diputado en Castilla y León tuviesen algo que ver. Maruja era una mujer alta, siempre teñida de rubio con el pelo corto, alta, mediría casi 180, era más alta que el cura, siempre andaba super recta y con la cabezamuy alta, uno de sus apodos era la Sargento, además de por su carácter y sus andares era también porque en gimnasia hacíamos marchas militares como ejercicio, hacíamos formaciones y tablas de ejercicio como militares, aquí viene un buen dato, otro mote era… la pitones, ese me encantaba, no solo porque tenía unos pechos grandes, sino porque también es que llevaba un tipo de sujetador que le hacía tener los pechos en punta, eran como dos grandes conos, y como siempre vestía camisetas medio de licra y algodón, se veían y se distinguían genial cada pecho, eso sumado a que siempre andaba recta pues todavía resaltaban más, otro apodo era también la sobona, y es que tenía fama de que cuando hablaba con los alumnos y les corregía la postura erguida de la formación durante las clases pues aprovechaba para sobar pecho, hombros y espalda, no oí nunca que se sobrepasará con nadie pero bueno, a mí nunca me sobó y además no se porqué pero me corregía a mala leche llevándome siempre una colleja ó un capón, muchas veces sin hacer nada, otro apodo era la camionera o carretera, y era por que fumaba muchísimo y tenía una voz fuerte con un aliento muy fuerte y desagradable, era tan malo, que por ejemplo a mí que físicamente y por edad me debería poner a mil, pero solo por el aliento no me la había ni cascado nunca pensando en ella. Esa noche me costó conciliar el sueño, por una parte tenía la excitación de estar con el padre Román que yo sabía que se las ingeniaría para estar solos y gozar pero por otra estaba Maruja, para variar usé el truco mágico de cascármela pensando en un trío y me dormí.Al día siguiente me presento en la puerta de la sacristía a las 8 de la mañana, me llevaron mis padres de la que marchaban a Madrid, me abre Maruja, empezamos mal, “qué narices haces tú aquí?, Román!!!, qué hace el desgraciado éste aquí?” “me dijo el padre Román que viniese a ayudaros” me deja entrar rechistando, aparece el padre Román que venía del baño con su camiseta interior blanca, se acababa de afeitar y de echar medio litro de colonia de Baron Dandy, intentó calmar a su hermana diciendo que vendría bien ayuda extra pero ella seguía en sus trece, finalmente acordaron que limpiaríamos él y yo, y en tres horas volviese ella para coger la ropa de los santos para llevarla a lavar, por fín buenas noticias!!! Maruja se giró, murmulló no se qué y se fue dando un portazo. Nada más salir al padre Román y a mí se nos alegro la cara, él cerro con llave y  se encamino hacia mi, antes de que llegase le solté, “el otro día me mentiste, me dijiste que no habías estado a solas con mi tío y yo sé que antes de marchar vino aquí a confesarse”, él sin borrar la sonrisa de su cara, me cogió con las dos manos en mi cara y me dijo “bueno, lo que te dije es que nunca digo nada de lo que ocurre o hago en el confesionario ó en la iglesia y además recuerdo que te dije que CASI no habíamos estado a solas” dicho esto, me guiñó un ojo, me sujeto firmemente la cara, y comenzó a acercarse para besarme, al principio me eché hacia atrás, no sabía si me iba a gustar porque nunca había besado a otro hombre, no sabía si iba a tener el aliento de su hermana, pero él no cesó, se aproximó más, pegando su cuerpo con el mío, yo llevaba pantalones cortos y él unos pantalones finos de algodón y entonces noté enseguida su polla en mi barriga, el olor a baron dandy se había apoderado de la situación, “tranquilo Juanito, te va agustar, ya verás, tu cierra los ojos y déjate llevar” él cerro los ojos y se empezó a acercar, yo no quise cerrarlos, juntamos nuestros labios y me gustó mucho, sus labios eran carnosos y suaves, su boca sabía a caramelos de menta, menos mal, su olor a dandy me embriagaba, estba como flotando, al principio no colaboré mucho, pero ví que cada vez me gustaba más como movía su lengua y su respiración entrecortada por la excitación, cuando empecé a besarle, me soltó la cara y empezó a abrazarme y a acariciarme, yo estaba parado pero él me cogió los brazos para que le cogiese de la cintura, empecé a acariciarle la cintura y la espalda, entonces el dio un paso más, comenzó a acaricarme el culo y acto seguido me cogió el paquete y me susurro “joer Juanito, ya estás empalmado, la tienes ya como una piedra, tienes que aguantar un poco eh…quiero correrme contigo…, venga Juanito cógeme la picha… cógemela por favor… ” dejé de acariciarle la espalda y le puse la mano en su pedazo de bulto, le acaricié por encima del pantalón, la tenía morcillona, resopló como un caballo…, “ven, vamos a mi despacho que vamos a estar más cómodos”, el despacho no era muy grande, tenía una mesa de escrtorio, un par de sillas y un sillón de dos plazas. Yo me apoyé en el escritorio, el cerró la puerta y se empezó a quitar los pantalos, tenía un bulto muy grande, se acercó y empezamos a frotarnos y a besarnos otra vez, dio un paso hacia atrás, me quitó la camiseta y empezó a acariciarme el pecho, el se quitó la suya y cogió mis manos para explicarme como le gustaba que le hiciera, obedecí porque él lo hacía genial y me encantaba, mientras le acariciaba él me cogió por las nalgas y me empujó hacia él, se agacho un poco y nos frotamos picha con picha, se excitó mogollón, empezó a jadear, morderse el labio y susurrarme “mmmmmm, mmmm, que bien Juanito, noto tu picha duraaaaaa….”, entonces se agacho, me bajo los pantalones y de rodillas empezó a meneármela con suma delicadeza como la otra vez, a mi me estaba encantando, “quieres que te la chupe un poco”, asentí, “pero no te corras todavía eh….” se empezó a meter el capullo, mmmmm, que bien lo hacía, con la otra mano me acariciaba los huevos mientras me masturbaba con la otra y se metía la picha hasta dentro, comenzó a lamarme los huevos y a meterme la mano por debajo hasta el culo, aaaaayyyy, como vió que me faltaba un poco para correrme paró y se puso de pie, se desabrochó del todo los pantalones dejándolos caer al suelo, ahí estaban los mismos calzoncillos blancos pero esta vez en vez de subírselos hasta las tetas se los bajo a los tobillos y con gran agilidad se les saco de una patada y los puso encima de la silla, joer, vaya destreza, pero la sorpresa gorda vino cuando le vi la polla, era mas grande de lo que me pareció en el confesionario, blanca como la leche y circuncidado, no la tenía tiesa del todo hacia arriba pero superaba la horizontal, me quedé mirándola porque solo lo había visto en las revistas, “te gusta Juanito???no es tan grande como la de tu tío pero es toda tuya” le dije que era la primer polla que veía con el capullo fuera, él se dejo de chorradas, me cogió la mano y se la llevo a su picha, estaba más dura de lo que pensaba, era muy suave y me dio gusto tocársela,  a él más, empezó a jadear , no sabía si susurraba o hablaba hacia dentro, no se si me explico, “estoy muy cachondo Juanito…” él volvió a cogérmela y a menarla, me estaba dando muchísimo gusto, subió su mano a mi cabeza, me acaricio el pelo y noté que hacía fuerza hacia abajo, al principio no me di cuenta pero después vi que quería que bajase  a chupársela, me resistí porque no estaba preparado para eso todavía, me dijo que estuviese tranquilo que él me enseñaría, le dije que me daba un  poco de asco, me contesto que no se correría dentro, que podía confiar en él, estando los dos de pie, juntamos las dos pichas y él empezó a menearlas las dos a la vez, que gusto….entonces nos giramos, él quedó apoyado en la mesa, nos besamos, me cogió de la cara y me volvió a hacer fuerza para bajar, no me pude resistir, me arrodillé, y vi que tenía un poco de líquido en la punta, él se lo quitó de inmediato, “tranquilo Juanito, no me voy a correr, además ya te he dicho que quiero que nos corramos a la vez, ahora, cógeme fuerte la picha con una mano, así desde abajo, ahora acércatela a los labios, ummmmmm, saca un poco la lengua,…. ahhhh, venga Juanito, metete el capullo y chupala, asiiii,asiiiii” comencé a chupársela lentamente, veía que le gustaba muchísimo, menos cuando de vez en cuando le mordía un poco sin querer, que biennnnnn, que biennnnn, cuando ya lo cogí gusto comencé a chupársela a toda velocidad, con una mano se la meneaba como un loco y con la otra le acaricaba sus enormes pelotas, “ayyyy Juanito, ayyyyyyyyy… para que me corrrooooo, para que quiero correrme contigoooooo, ayyyyyyy paraaaa”, aunque no paraba de decir que parase, que quería correrse conmigo también notaba la presión de su mano en mi cabeza diciendo lo contrario, asique continue  “ayyyyyyyyyyy, ahhhhhhhhhhhhh, me corrrroo me coooorrrrrro” no paré hasta justo al final que me apartó él y empezó a salir lefa como de una manguera de bomberos, no sé la cantidad de chorros que salieron, si yo tenía la boca llena de saliva y casi me ahogo, no quiero pensar que me hubiera pasado si me trago esa lefada, le temblaban las piernas y casi no podía articular palabra, Pasado un rato, me cogió de la polla y me llevó al sofá, me dijo que me tumbase, el sacó unos botes de aceite, óleos  o yo que sé, me los empezó a untar en la picha, “no se como agradecerte lo que me acabas de hacer, ha sido una de las mejores corridas de mi vida, aunque yo quería que nos corriésemos juntos” entonces se subió encima de mí, empezó a frotar su culo con mi picha, no podía parar de mirarle el zipote, era precioso, se alzó un poco, me la cogió con la mano y se empezó a meter el caplulo por el culo, a pesar del aceite le estaba costando, me confesó que desde mi tío no había vuelto a estar con nadie, le creí porque vi que le dolía pero continuó hasta que logró meterse el capullo, a mi también me dolió un poco pero después empezó el gozo, se puso a horcajadas y me pidió que me moviera yo hacia arriba y abajo, como ya entraba como la seda empecé a gozar, le eche mano a la picha de nuevo y se la meneé, a pesar de que había mucha luz casi no podía ver como le entraba y salía, pero era por los huevos tan grandes que tenía asique con la otra mano se los aparté y estruje, eso le gusto, a mi me sorprendió porque yo tenía los huevos muy sensibles, y la más mínima presión me provocaba dolor, cuando ya vi como le entraba por el culo me excitó mucho más, yo le estrujé más fuerte los huevos y le gustó más,  tenía el escroto tan grande que pude cogerle con una mano desde la base de los huevos y todavía sobresalían dos pequeñas bolas, estruje todo lo fuerte que pude y vi como se volvía a empalmar y a entornar los ojos de gusto, se me fue la cabeza y con la mano que tenía libre le azoté las bolas que sobresalían de mi mano, y grito pero no de sorpresa, no de dolor,…sino de placer “ay Juanito, que haces,ayy Juanito no me pegues….” zas, zas, otra, otra, zas, zas y zas, “ay Juanito , seré bueno, no me pegues más ayyyyyyyy”comencé a sacudirle con una mano y a meneársela con la otra, mientras se la metía a toda velocidad, joder, que gusto, me corrrrrooo, me cooooorrrrrrrroooo padre, “y yo Juanito, y yooooooooooooooooooo”, nos corrimos los dos a la vez, aún jadeando los dos, el padre Román no daba crédito a lo que había ocurrido, “pe, pe, pero que me has hecho Juanito?pppp, pepepe, pero…. nunca me habían azotado así” “bueno padre,  pero por lo menos nos hemos corrido juntos como quería.”
